Mercado de Abastos

Mérida es una ciudad con un fuerte interés turístico generado fundamentalmente por su yacimiento arqueológico. Esto marca el perfil del turista que la visita y al cual se debería cuidar para que, entre otras cosas, se llevase una buena impresión tanto de los restos arqueológicos que ha visitado como de la ciudad que lo acogió.

Se debería comenzar a pensar en marcar unos niveles mínimos de calidad para todos los servicios que ofrece la ciudad, empezando por la imagen que se proyecta de la misma (limpieza, cuidado de las principales calles turísticas, regulación del tipo de terrazas y veladores, etc) sin olvidar la calidad de los servicios hosteleros ofertados. Parte de estas funciones recaen sobre el Ayuntamiento y otras sobre el sector privado; uno debe afrontarlas mediante regulación normativa y el otro mediante un nuevo enfoque del negocio (eliminar la picaresca que se aprovecha del cliente “de paso” y no se preocupa en exceso de lo que se le ofrece, despreciando una muy buena herramienta de marketing para su negocio, el “boca a boca”).

 

Uno de los recorridos turísticos más importantes de Mérida nace en el entorno del Teatro Romano y pasando por las calles José Ramón Melida y Santa Eulalia llega hasta el Puente Romano sobre el río Guadiana; todo este recorrido es peatonal y pasa por la calle más comercial de la ciudad, la calle Santa Eulalia.

Aproximadamente en el centro de esta calle podemos ver el Mercado de Abastos, un edificio de finales del S. XIX que actualmente acoge algo más de una docena de puestos de venta de productos alimenticios tales como fruta, verdura, carne o pescado.

Puede que en su día estos mercados tuviesen sentido como tal, pero hoy, con supermercados instalados en cualquier barriada y con grandes superficies ofreciendo esos mismos servicios, creo que ya no son tan “necesarios” como antes, sobre todo atendiendo al tipo de producto que ofrecen.

Teniendo en cuenta esto y en el caso especial de Mérida, cuyo Mercado de Abastos se ve casi de forma obligada por cualquier persona que visite la ciudad, creo que se debería abordar una reconversión del mismo siguiendo las líneas abiertas para estas edificaciones en otras ciudades, de la que quizás el mejor ejemplo sea el mercado de San Miguel en Madrid, aunque referentes no falten en cualquier punto de la geografía nacional (La Boquería en Barcelona, el Mercado Central de Valencia, etc).

La idea no es eliminar el comercio de estos mercados, sino establecer un nuevo modelo de mercado en el que los productos ofrecidos sean de una calidad superior a la media, permitiendo el consumo de los mismos en el interior del mercado e integrando su oferta en el Centro Comercial Abierto de la ciudad tanto como espacio comercial como espacio de ocio.

Este año hemos podido ver un comienzo tímido en la ampliación del uso de este edificio; durante el Festival de Teatro Clásico se ha utilizado su fachada como panel de exposiciones. Esperemos que este sea el germen de un cambio más profundo y podamos, en un futuro no muy lejano, tener un espacio comercial y de ocio acorde a esta ciudad y al sitio que el Mercado ocupa en la misma.

Factoría Joven

José Segás y Lucía Cano han creado en Mérida un espacio de ocio joven en el que se pueden practicar actividades tales como el Skate, bmx, escalada, graffiti, teatro urbano, etc.

El edificio es una gran marquesina de policarbonato apoyada sobre piezas ovales que alojan las dependencias interiores del recinto dedicadas a almacenes o talleres.

Creo que el edificio es un acierto conceptual, y la prueba de esto es el éxito que está teniendo entre el público al que se destina; sin embargo cabe hacerle una pequeña crítica con relación al material elegido tanto para la cubierta como para el cerramiento de las piezas de apoyo de esta, el policarbonato. La durabilidad y envejecimiento de este material no le hacen el más indicado ni para la zona en la que se ubica el edificio ni para el uso al que este se destina.

Fotografia de Iwan Baan

 

“Creo que si mirásemos siempre al cielo terminaríamos por tener alas”, esta frase de Gustave Flauvert nos baila siempre en la memoria al comenzar cada proyecto. Miramos y miramos y miramos, siempre fijamente, sin ideas, -por debajo del nivel de la racionalidad-, lo que nos proponen y el lugar dónde nos lo proponen, con la confianza ciega de que nos acabaran saliendo alas.

José Seglás y Lucía Cano  -  De la forma de tener alas

Museo Nacional de Arte Romano

Recuerdo la construcción del museo. Aún estaba en el colegio y todas las mañanas íbamos y volvíamos andando; pasábamos por delante de la obra y veíamos su evolución sin ser conscientes de lo que al final resultaría de todo aquello.
Los trabajos finalizaron y el museo abrió sus puertas. Creo que en ese momento todos incorporamos el edificio a la ciudad, y lo hicimos sin darle la importancia que tiene. Cuando se es testigo del nacimiento y evolución de una obra, debido a lo largo del proceso, antes de que esta finalice ya hemos asumido su presencia, la hemos asociado al lugar y para la mayoría de las personas ya no cabe la sorpresa.

“La cuestión era de qué modo construir, de manera que al final ese deseo de acercarnos al mundo romano fuese real, diese a las gentes esa sensación de credibilidad. Al final, seguramente, fue un acto de coraje construir de un modo, si no como los romanos, sí tan evidente y tan inteligible, como es la percepción que la construcción romana tiene de las gentes”.

Rafael Moneo - Entrevista en el diario HOY 20-09-2011

"Muchos de los actuales arquitectos europeos utilizan los materiales de construcción, los más y los menos nuevos, como coartada para en un impúdico exhibicionismo de las más curiosas texturas y colores, en un alarde de exotismo pseudotecnológico, llenar con sus imágenes muchas de las revistas españolas y extranjeras de arquitectura. Latas perforadas, desplegadas y corrugadas, vidrios serigrafiados y oxidados cortenes que se convierten en protagonistas cuando se olvidan de la Luz y del Espacio".

Alberto Campo Baeza – La Idea construida

“En Mérida, el presente y el pasado se hacen una misma cosa ... se intuye que hay una ciudad romana enterrada”.

Rafael Moneo - Entrevista en XL Semanal nº 1117

“Entender la arquitectura dentro de una cadencia más larga de tiempo, que puede prescindir de la novedad y de la sorpresa, me parece más una virtud que un defecto.”

Rafael Moneo - Entrevista en XL Semanal nº 1117

Adaptación del entorno del Templo de Diana

"Habiéndome convertido en mi propio jefe, le supliqué – a la arquitectura – que se quitara de una vez su vestido de mármol, que se lavara el maquillaje y se mostrara como ella misma es; desnuda como una diosa joven y grácil. Y como corresponde a una verdadera belleza, renunciara a ser agradable y complaciente".

Konstantin Melnikov – Na Shchet doma

Como toda apuesta arriesgada esta obra ha sido polémica  desde el principio. El resultado final creo que no pudo ser mejor. José María Sánchez ha conseguido un espacio tan respetuoso con el Templo Romano que no hace sino realzar la presencia de este.

La elección del material -hormigón blanco- y la simplicidad de las formas del edificio porticado que conforma la plaza han conseguido crear un “lienzo” que resalta toda la rugosidad del granito con el que está construido el Templo del S. I. 
José María Sánchez ha proyectado una plaza al servicio del edificio que la articula, ha proyectado con humildad, sabiéndose mantener en un segundo plano, buscando realzar una obra ajena, en definitiva, ha realizado un ejercicio tan difícil de ver en estos días que no nos queda más que darle las gracias por el trabajo que nos deja en Mérida.

"El color blanco en la arquitectura, más claramente aún que en la pintura, es algo más, mucho más que una mera abstracción. Es una base firme y segura, eficaz, para resolver problemas de Luz; para atraparla, para reflejarla, para hacerla incidir, para hacerla resbalar. Y controlada la Luz e iluminados los blancos planos que lo conforman, el espacio queda controlado".

Alberto Campo Baeza – La Idea construida

"Construimos nuestros proyectos para que se queden, no para anunciar que hemos llegado. La arquitectura con firma no me interesa".

José María Sánchez - Entrevista en El País Semanal 04-09-2011

Murales, Graffitis y Pintadas

Uno de los males que tenemos actualmente en nuestras ciudades son las pintadas. Gente que se dedica a ensuciar las fachadas o el mobiliario público en el mejor de los casos, pasando en casos extremos a pintar sobre determinados monumentos, sin mostrar un ápice de respeto ni remordimiento por la agresión que cometen. El caso más simple de estas pintadas lo constituye la “firma”, esta no tiene otra intención que dejar constancia de la presencia de su autor en ese lugar. De la “firma” pasamos a las “citas” propias o ajenas, con las que se pretende manifestar algo públicamente en un lugar en el que nadie autorizó tal manifestación, por lo que se suelen realizan de forma anónima.







Las pintadas carecen de valor artístico alguno, son tan solo un reflejo de la falta de civismo y educación de determinadas personas.

Otra cosa diferente son los graffitis y las pinturas murales. Ambos tienen ya un cierto valor artístico que depende directamente de la capacidad del autor. La diferencia fundamental entre los graffitis y las pinturas murales es la “legalidad” de cada uno de ellos, mientras que el graffiti - generalmente - es ilegal y suele realizarse en plena noche, firmándolo con un alias no reconocible salvo para los graffiteros, las pinturas murales son legales (decoraciones de negocios por ejemplo), se realizan a plena luz del día y en muchos casos están firmadas directamente con el nombre del autor.







No estoy en contra ni de los graffitis siempre que se realicen “legalmente” y en lugares apropiados, es decir, siempre que no constituyan un acto de vandalismo, una agresión contra la ciudad.

Sede de la CGH

Edificio de Rafael Moneo Vallés para la sede de la Confederación Hidrográfica del Guadiana.

“Ya que estamos hablando del Prado, recuerdo alguien del Patronato que, en esas discusiones a propósito de si estaba bien o mal el cubo de ladrillo del que partíamos, decía que por qué no se empleaban materiales más nuevos. Creo que al lado de los Jerónimos siempre hubiera estado mal el brillo del vidrio, y habría sido innecesariamente arrogante el uso de la piedra”.

Entrevista a Rafael Moneo en El País  |  28-04-2007 

 
Consideración totalmente aplicable al edificio de la CHG.